El término pegolí está repleto de testigos materiales que nos hacen pensar que el hombre ocupó estos valles desde el Paleolítico Mediano en una zona próxima a la población llamada Benirrames, y que en nuestro valle con el paso del tiempo confluirán todas las culturas y sociedades hasta la actualidad. El sedentarismo del hombre hace que se substitueixquen las cuevas por hábitats en altura como lo demuestran los yacimientos de Ambra, la Muntanyeta Verde, El Tossal de Bullentó, etc. El hombre irá bajando de las alturas al plan para dedicarse -además de a la caza- a la pesca y a la agricultura, los restos que lo atestiguan en el despoblado del Plan a la marjal son de la época del Bronce, de la misma cultura se han encontrado restos en el Tozal Raso y a Penyaroja. De la época ibérica muy poca cosa sabemos salvo que por todo el término nos aparecen restos materiales que nos confirman de una o de otra manera la presencia social en esta época. La venida de los romanos a nuestro valle estuvo ligada a la proximidad de Dénia y su puerto, y se establecieron algunas villas romanas en los lados de una vía secundaria que unía Xàtiva y Dénia por el interior, el trazado de la cual iría par al camino viejo de Dénia por Rincones. La romanización dejó huellas importantes en Sant Antoni, Benigánim, Tossalet de las Mondes, Bullentó… y más tardíamente unos entierros a la partida de Gaià con abundante cerámica y objetos de ajuar de los siglos VI-VII y otros a la partida de Castelló de la misma época. Los musulmanes ocuparon el valle de Pego alrededor del año 716, se instalaron en alqueries diseminadas por todo el término testigo de las cuales es el extenso patrimonio toponímico rural que nos ha quedado. Realizaron grandes transformaciones agrícolas y crearon nuevos sistemas de riego que después heredarían y mejorarían los cristianos. Cuando Jaume I decidió conquistar el valle, Pego era un conjunto de alqueries islámicas las cuales dependían del castillo de Ambra. Conquistada el valle se inició la repoblación con colonos cristianos venidos de Cataluña mayoritariamente. El monarca concedió las rentas del valle a su hijo el febrero de 1263 y después de las decisivas dos cartas de poblamiento (1279 y 1286) empezó a construirse la villa de Pego amurallada, con tres puertas y unas dieciséis torres que la cerraban. Era el nacimiento de Pego como casco urbano y, era de nueva creación construida sobre la antigua alqueria de Uxola. Desde que en el año 1325 Pego pasó de lugar de reialenc a ser lugar de señorío y la gobernaron familias nobles como los Cardona, los Vilanova, los Centelles, Borja y últimamente los Osuna. En el siglo XV los cristianos vivían a la villa y al arrabal de la plaza (actual calle Mayor), mientras los musulmanes o mudéjares lo hacían a las alqueries de Favara, Atzeneta y Benumeia. Después de la expulsión de los moriscos en 1609 el valle quedó casi despoblada y tuvieron que venir nuevos colonos de las Islas Baleares para poblar los valles próximos en Pego. Cuando la corona quedó sin descendencia directa en 1700 los campesinos pegolins apoyaron la causa austracista, pero muy pronto, ante el avance del poder borbó, acabaron para ser fieles a Felip V, el cual después de la derrota de Almansa abolirá los fueros e instaurará el centralismo borbónico y castellano en todo nuestras tierras. A partir del siglo XVIII empezaron las grandes transformaciones agrícolas intensivas, sobre todo a la marjal, apareciendo a finales de este siglo las primeras introducciones documentadas del cultivo del arroz. Ya en el siglo XIX se pondrían en marcha los mecanismos necesarios para aumentar una producción que llegó su máximo en 1930, junto con el cultivo de la naranja. Si la guerra de Sucesión acabó destruyendo buena parte de las torres y murallas medievales, el aumento económico y demográfico de la segunda mitad del XIX y principios del XX se encargaría de destruir las dos puertas principales, la del Maiorasgo y la del Arrabal o la Plaza, para el ensanchamiento de la población. Sólo quedó y queda en pie todavía hoy en día el Portal de Sala, que antuvi conducía a la fuente y a la huerta medieval. El siglo XIX fue un siglo agitado y exaltado y Pego no quedó además de los acontecimientos importantes del resto del estado. Las luchas carlistas, las luchas políticas entre liberales y moderados, el bandolerisme, los movimientos insurreccionals del republicanismo, de todo, hay que destacar la sanguinolenta y fratricida lucha entre los Senes y los Ganyans que intentó aclapar el famoso Mayorazgo Ceniza.
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