Este importante yacimiento, declarado Bien de Interés Cultural, fue hallado en el proceso de apertura de la calle Castillo, la cual iba planeada en este lugar y se desestimó ante el descubrimiento. El Castillo del Aljau constituiría una de las fortificaciones con las que contaba la población de Aspe el Nuevo, emplazamiento ubicado en el llano en la segunda mitad del siglo XIII, después de forzarse el abandono del Castillo del Río, conocido como Aspe el Viejo. Durante un tiempo, pervivieron los dos núcleos urbanos tal y como lo demuestra en un privilegio que otorgó Alfonso X El Sabio a Alicante, fechado en 1252, en el que se menciona reiteradamente “Azpe el Viejo” y “Azpe el Nuevo”. Los restos podrían definirse como una fortificación de planta aragonesa, o sea, cuadrangular con torres en las esquinas, y patio central. El acceso, del que sí quedan restos, parece organizarse con un pasillo en recodo protegido por un borde circular que habilita un corredor que circunda la planta del patio, sin saber dónde acaba. Sin ser descubierto el final del sistema, se asemeja al acceso de la domus mayor del Castillo de Castilla, fechado también en la mitad del siglo XIV. Junto a esta fortificación se conservan los restos de una vivienda con varias estancias donde se ha documentado el hogar y una tinaja encastrada en el pavimento. Pese a que el estado de conservación de estos últimos restos es bajo, se distinguen las estructuras que separan las estancias y la puerta de acceso a la misma. Esta vivienda muestra una cronología algo posterior, centrada en el siglo XV, pudiendo corresponder con un área de arrabal extraurbano, ubicado a la vera del castillo para garantizar su protección.
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