Fue construida para defender el monasterio y el caserío adjunto de los ataques de piratas. Dentro del conjunto de torres y atalayas de la ciudad, es una de las más tardías en ser construidas. Fue una de las obras de ingeniería militar levantadas en la ciudad por italiano Juan Bautista Antonelli (1527-1588), en el año 1575. Es la torre mejor documentada de las que existen en la ciudad, y se encuentra en perfecto estado de conservación. Se trata de una edificación de plata cuadrada de unos ocho metros de lado, dividida en cuatro plantas y rematada con una terraza. Su fábrica es de mampostería, y está reforzada en sus esquinas con hileras de sillares de cantería. Sus esquinas superiores están rematadas por cuatro garitones, aspecto que la diferencia del resto de torres de vigilancia de la zona; además, recorre su perímetro superior una moldura clasicista.
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La pena es que esta dentro del convento (Santa Faz) y es difícil su visita.