La “Casa Gran” de El Castell de Guadalest o “Casa Orduña” fue construida después del gran terremoto de 1644 que arrasó la comarca y asoló las dependencias del castillo. Fue edificada por la familia de estirpe vasca de los Orduña. Vinieron al Reino de Valencia con el Infante Fortuna de Navarra; posteriormente pasaron al servicio de los Cardona, almirantes de Aragón. D. Sancho de Cardona recibió en 1543 el título de marqués de Guadalest. Al gozar los Orduña de toda la confianza de los marqueses, fueron enviados a Guadalest y actuaron durante casi trescientos años como alcaides de la fortaleza y gobernadores del marquesado. La casa fue incendiada y saqueada durante la Guerra de Sucesión (1708). En 1756 D. Pedro Antonio Buenaventura de Orduña y García entró en la Orden Militar de Santiago consiguiendo de esta manera acceder al estamento nobiliario. La familia procuró a sus miembros, no sólo las relaciones económicas o de influencia social, también la mejor y más sólida formación cultural que era posible adquirir en la segunda mitad del s. XVIII y a lo largo del s. XIX. Entre sus miembros encontramos, fundamentalmente, abogados y militares. Las actuales dependencias de la casa, se corresponden con el momento de máximo esplendor e influencia de la familia Orduña ejercida a través de D. Joaquín Mª de Orduña. La decoración se adapta a los gustos estéticos de la burguesía que vivió los cambios políticos de la segunda mitad del s. XIX. Este edificio fue una casa grande en un pueblo pequeño y por tanto, inmersa en un ambiente rural y endogámico muy alejada geográficamente de las influencias de las ciudades importantes. La casa ocupa un solar irregular. Por el este se apoya y supera las rocas, por el oeste es vecina de la iglesia parroquial llegando a ocupar espacios encima de las capillas de la parte de la epístola. La edificación se soporta mediante muros de carga de albañilería. Madera, yeso y ladrillos cerámicos forman parte de su construcción. Tiene cuatro niveles y una bodega todos ellos accesibles por diversas escaleras. SALA DE LA ENTRADA. Traspasada la puerta de la entrada, enmarcada por un sobrio arco de piedra de medio punto, nos sorprende la sencillez de los arcos apuntados de la estancia. Está decorada con óleos de carácter religioso: La Inmaculada Concepción, La Santísima Trinidad, San Pascual Bailón, Santa Bárbara, La Virgen de la Rosa y Nuestra Señora del Carmen. SALA DE LOS ARCOS. Subiendo por una pequeña escalera accedemos a una sala donde se exponen parte de las obras premiadas en el concurso anual de pintura “Villa de Guadalest”. ANTESALA Y SALA DE LA VIRGEN. En estas habitaciones podemos contemplar un pequeño lienzo; testimonia la tradición familiar de haber recibido de San Buenaventura una “Carta de Hermandad”. Por medio de este privilegio la familia se ligaba a la vida espiritual de los franciscanos. El objeto más interesante en esta habitación es un lienzo pintado por ambas caras. En su parte delantera muestra a un “Ecce Homo” (de autor desconocido) con la caña en las manos entrelazadas y un manto rojo resbalando sobre los hombros. Es una figura proporcionada y sin concesiones al dramatismo de la sangre. Presenta la particularidad de estar pintada por ambos lados. La parte posterior (visible en un espejo), representa “Las llagas en la espalda del Salvador”, rara temática en el arte religioso. Se supone que fue un telón bocaporte reconvertido en estandarte. En la sala siguiente, una urna guarda la imagen procesional yacente de Nuestra Señora de la Asunción. Es una talla moderna, copia de la destruida en 1936. Era propiedad de la familia; ésta la prestaba al pueblo de Guadalest para las celebraciones de agosto y siempre se custodió en la casa. La tabla colocada en el testero de la habitación, trata el tema del “Tránsito o Dormición de la Virgen”: el fin de la vida terrenal de María tal y como se narra en los Apócrifos. Esta pieza del s. XVI es sin duda alguna la mejor pieza de la casa. Pudo ser el retablo de la primitiva iglesia de Guadalest. Se atribuye al “Maestro de Alcira” y se encuadra cronológicamente entre 1527 y 1550. La custodia guardada en una vitrina (s. XVIII), se concibe como un sol radiante y su ástil es una figura con un símbolo eucarístico en su mano derecha y una cruz en la izquierda. También encontramos un óleo de “La Inmaculada Concepción”. LA COCINA y LA DESPENSA. Mantienen la disposición original y muchos de los utensilios tradicionales. En el patio interior se conserva un aljibe. Desde la primitiva muralla norte de la fortaleza se puede disfrutar de una espléndida vista panorámica sobre el embalse de Guadalest y las sierras Xortà y la Serrella. EL COMEDOR. Contiene una excelente colección de cerámica. Cabe destacar las dos piezas valencianas de reflejos metálicos (s. XVI), dos jarros (finales del s. XIX) y en la vitrina, piezas de cerámica francesa, alemana y valenciana (s. XVIII-XIX). La visita continúa subiendo a la planta noble. SALA DE LOS MAPAS. La primera habitación a visitar en esta planta es una pequeña pieza. En ella se pueden admirar tres mapas murales impresos en París en 1706. SALAS NOBLES. En esta planta se mantiene la disposición tradicional de salas y alcobas. Nos muestran como se concebía la vida privada en siglos pasados. Los muebles, lienzos, fotografías y enseres en general son los propios de estas salas. En la primera sala encontramos una espléndida colección de fotografías de gran formato de los miembros de la familia Orduña en el s. XIX; una antigua mesa, una urna con los restos de un crucifijo por el cual la familia sentía una gran devoción y un pequeño bargueño con incrustaciones de marfil y dibujos antiguos de origen catalán (s. XVII). En la segunda sala nos sorprende otro bargueño con incrustaciones de marfil y carey, elementos de marquetería y un pequeño, pero interesante óleo adornando la puerta. Completan la decoración de esta sala un armero, un conjunto de butacas de madera tallada y una colección de fotografías familiares. En la última de estas tres salas encontramos, un juego completo de sillas, butacas y sofá de época isabelina (c. 1850), una vitrina con pequeños objetos de decoración, dos grabados del s. XIX y dos lienzos con los temas de “La adoración de los ángeles” y “La huida a Egipto” (s. XVIII). Antes de pasar a la biblioteca observamos una escalera con una pila benditera a mano derecha. Nos indica que, desde allí, se accede a la Sala de la Tribuna situada sobre el presbiterio de la iglesia parroquial. Los Orduña podían ocupar este espacio en virtud de un antiguo privilegio otorgado por los arzobispos de Valencia. LA BIBLIOTECA. Sin duda el conjunto más atractivo de la casa. Posee un total de 1265 volúmenes. El catálogo del Fondo Antiguo (1500-1800) consta de 589 fichas. Los libros presentan diversos formatos y formas de encuadernación. Es una biblioteca familiar con tres momentos básicos en su formación: Primer momento: último tercio del s. XVIII, siendo el abogado D. Francisco de Paula Orduña, la persona que más libros (según los exlibris) aportó a la misma. Introdujo temas jurídicos tradicionales y otros que reflejan la efervescencia política española y europea, entre la convocatoria de los Estados Generales en Francia (8 de agosto de 1788), y el levantamiento de Riego (1 de enero de 1820). En un segundo momento entraron diversos libros de carácter religioso, filosófico y clásicos latinos, procedentes de la desamortización del convento de Capuchinos de Callosa d’En Sarriá. En el tercer momento (1850-1890) se registra literatura jurídica, reglamentos, disposiciones legales, etc. Al salir de la biblioteca encontramos una sala adornada con reposteros con las armas de la familia Orduña, árboles genealógicos, labores y bordados de época y un armario con utensilios de iluminación tradicionales: quinqués, palmatorias, candiles, etc. Un óleo cuyo tema es la Batalla de Almansa (1707) nos recuerda la participación a favor de la causa borbónica de Don Juan de Orduña y Andrés. Acabada la visita a la planta noble subimos a la tercera planta. SALA DE EXPOSICIONES. “La “Casa Orduña” ofrece al visitante una sala de exposiciones temporales de pintura y escultura, renovadas periódicamente. Por las antiguas escaleras de la casa se desciende hasta la planta baja desde donde podrá accede al castillo de San José
¡Descarga tu guía de Alicante!