Colindante con el Teatro Wagner, se encuentra el Auditorio Alfredo Kraus. Se trata de un recinto al aire libre, con un escenario de 400 m2 y con una capacidad para 1.000 personas sentadas, siendo el lugar elegido para la celebración de numerosos eventos. Fue inaugurado en 1998 por el tenor Alfredo Kraus, hijo adoptivo de la villa de Aspe. De su arquitectura destaca su arcada adintelada de color blanco, así como una escultura en homenaje a un perro callejero muy querido en Aspe, llamado “Tarzán”.
En el S.XVII se construyó este edificio destinado a Casa Consistorial para dirigir la vida pública de Aspe, junto a la Casa Palacio de los Duques de Maqueda y Marqueses de Elche, que fueron los que costearon la obra. El edificio, de estilo barroco, se encuentra perfectamente integrado en el entramado urbano. Es de planta rectangular y en su fachada, realizada con sillería arenisca, podemos apreciar su distribución en tres plantas: – Planta baja, a la que se accede mediante un amplio pórtico formado por tres arcos de medio punto. Este espacio era aprovechado para llevar a cabo transacciones comerciales, contratar jornaleros, celebrar subastas y el mercado. En la actualidad, este espacio se utiliza para plantar el belén que todos los años realiza la Asociación de Belenistas de Aspe, una auténtica joya artesanal realizada, año tras año, por los miembros de dicha asociación. De esta planta destaca la portada adintelada de acceso donde encontramos como principal motivo decorativo, el escudo de la villa de Aspe. – Primera planta, donde se ubican tres grandes balcones de forja, cuyos vanos están enmarcados con pilastras que se rematan con una gruesa cornisa incurvada en el centro a modo de frontón, donde se disponen placas de perfil mixtilíneo en los frontones laterales, y un escudo-cartela en el central. – Segunda planta, en la que se dispone una galería de ventanucos cuadrados. El edificio se remata con una pequeña torre donde se sitúa el reloj y sobre ella encontramos una campana. Las últimas reformas realizadas tendrán lugar en el XX, destacando la ampliación del nuevo Ayuntamiento. Para la construcción de este nuevo edificio se siguió la estética del histórico, se utilizaron sillares, arcos, aunque en este caso adintelados, y la torre del reloj se reformó empleando los mismo sillares y siguiendo la misma estética. DATOS BIBLIOGRÁFICOS Y DOCUMENTALES: VV.AA.1998 Aspe. Medio físico y aspectos humanos. Ayuntamiento de Aspe
Este importante yacimiento, declarado Bien de Interés Cultural, fue hallado en el proceso de apertura de la calle Castillo, la cual iba planeada en este lugar y se desestimó ante el descubrimiento. El Castillo del Aljau constituiría una de las fortificaciones con las que contaba la población de Aspe el Nuevo, emplazamiento ubicado en el llano en la segunda mitad del siglo XIII, después de forzarse el abandono del Castillo del Río, conocido como Aspe el Viejo. Durante un tiempo, pervivieron los dos núcleos urbanos tal y como lo demuestra en un privilegio que otorgó Alfonso X El Sabio a Alicante, fechado en 1252, en el que se menciona reiteradamente “Azpe el Viejo” y “Azpe el Nuevo”. Los restos podrían definirse como una fortificación de planta aragonesa, o sea, cuadrangular con torres en las esquinas, y patio central. El acceso, del que sí quedan restos, parece organizarse con un pasillo en recodo protegido por un borde circular que habilita un corredor que circunda la planta del patio, sin saber dónde acaba. Sin ser descubierto el final del sistema, se asemeja al acceso de la domus mayor del Castillo de Castilla, fechado también en la mitad del siglo XIV. Junto a esta fortificación se conservan los restos de una vivienda con varias estancias donde se ha documentado el hogar y una tinaja encastrada en el pavimento. Pese a que el estado de conservación de estos últimos restos es bajo, se distinguen las estructuras que separan las estancias y la puerta de acceso a la misma. Esta vivienda muestra una cronología algo posterior, centrada en el siglo XV, pudiendo corresponder con un área de arrabal extraurbano, ubicado a la vera del castillo para garantizar su protección.
Edificio original de 1922 que fue adquirido por el Ayuntamiento a comienzos de los años ochenta, cuando se encontraba prácticamente abocado a su desaparición. Tras varios años de obras de rehabilitación, fue inaugurado el 16 de febrero de 1995. Desde sus inicios se distingue por la diversidad de las actividades que en él se desarrollan, con una programación diseñada para satisfacer las demandas culturales de los ciudadanos de Aspe. El interior se ha reconstruido por completo, pero respeta los tres cuerpos propios que encontramos en todos los teatros: vestíbulo, sala y escena. Posee una capacidad de 550 butacas repartidas en 290 de patio, 63 de palcos y 197 de anfiteatro. El vestíbulo del teatro está acondicionado para albergar exposiciones.
A la entrada del Parque de L'Aigüera hay un elemento muy diferente que recibe al visitante, es el nuevo Ayuntamiento, conocido popularmente como el ‘rascasuelos’. Su disposición horizontal ha despertado el interés de arquitectos y el público en general, por lo que recibe múltiples visitas. Se trata de un edificio puente que hace de puerta a la zona verde de L'Aigüera. La construcción queda en voladizo y los viandantes pueden pasar por debajo de ella. La gran cristalera del edificio fue cubierta con lamas tupidas donde están inscritos los nombres y apellidos de los más de 60.000 censados en el año que finalizó su construcción.
Casa solariega de la familia Rovira (s. XVII-XVIII). En su fachada, en el último piso, se encuentra el escudo de la familia. En él falta la corona que fue quitada durante la II República. El linaje de Rovira procede de Cataluña. Pasó al Reino de Valencia a finales del siglo XII. En Jijona está documentado en 1421. A lo largo de la Edad Moderna coparon los principales cargos del gobierno municipal. Sin embargo, los miembros más encumbrados de dicha familia emigraron a la vecina ciudad de Alicante. Con el paso del tiempo algunos miembros de esta familia que residieron en Jijona supieron adaptarse a los cambios que marcaba la modernidad y apostaron por una creciente artesanía: la producción del turrón. A finales del siglo XIX ya habían creado varias empresas destinadas a jugar un gran papel en la economía en los inicios del siglo XX.
Revela la importancia del pan como alimento básico para la época en la que se construyó este horno. Es un horno de origen morisco, actualmente en funcionamiento, de características medievales, y está documentado a principios del S XVI. Se dice que es uno de los más antiguos de toda la Comunidad Valenciana y una verdadera joya arquitectónica. Hoy en día funciona a pleno rendimiento y es famoso en la elaboración de las pastas típicas jijonencas como tonyetes (almendra, harina y canela), doblaes (se amasan únicamente para Todos los Santos), madalenas, tortadas, y un sin fin de postres y dulces. En las panaderías y pastelerías, se elaboran pastas, dulces y delicias para todos los visitantes que quieran probar la repostería más tradicional de Jijona.
Está instalado en un edificio señorial construido en 1857. Presenta la singularidad de poseer en los bajos unos curiosos soportales con un corredor que da servicio a la pequeña plaza “dels Portxins”.
Se encuentra a los pies del Castillo y fue construido para conmemorar el lugar donde se encontraba la antigua ermita del Conjurador. Esta ermita hoy en día desaparecida, tenía vocación a San Jorge. Era la ermita mas antigua de Banyeres, como se deduce por su situación, por lo que su construcción puede referirse muy bien entre los siglos XIII y XV. Solo quedan unos restos, una de las esquinas. Según testimonio fotográfico puede asegurarse que a finales del s. XIX o a principios del s. XX todavía estaba en pie. Esta ermita se conocía también como la de “El Conjurador” por la facultad que tenía el Santo de conjurar tormentas y males ante los ruegos de la población congregada en torno a su imagen. El monumento actual está emplazado en un mirador con vistas a la sierra, que permiten al visitante admirar el entorno natural que rodea al municipio.
Torre edificada a inicios del s. XVI, en uno de los accesos a la población. Esta torre a sufrido muchas variaciones en su estructura, sobre todo a partir de mediados del s. XIX, que fue integrada como parte de una vivienda de dos plantas. Se desconoce a qué familia pertenece, pero el edificio se caracteriza como un edificio de huerta de rango nobiliario bajo, posiblemente propio de un Cavallero y asociado a propiedades agrarias y a la vía de comunicación entre Bocairent y Banyeres. En diciembre de 1990 se llevaron a cabo las obras de restauración y excavación arqueológica pertinentes, con el objetivo de transformarla en un museo. Es un edificio de planta cuadrada, con una altura aproximada de 18m, fue construida con muros de mampostería sin revestir exteriormente. Las esquinas, cornisas, dinteles de huecos y arcos están resueltos en sillería.
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