La Torre de Resemblanc se encuentra situada al sur de la población de Elche, en la parte exterior de una finca a la que está adosada dentro del llamado Huerto de la Torreta. Su origen, al igual que otras torres de la huerta ilicitana, se debe a que en el año 1.552 un bajel berberisco capitaneado por Salah Rais, llega a la costa ilicitana, en las cercanías de la playa del Pinet escasamente defendida por algunos vigías de guardia, para evitar que los contrabandistas cruzaran la albufera al amparo de la noche y los controles impuestos por el marqués de Elche, y se percatan de la poca presencia defensiva. Toman tierra y rápidamente se adentran hasta la villa ilicitana donde, después de intentar su asalto, capturaron importante botín en enseres y personas. Esto provoca que las autoridades y las clases altas crearan el conocido como Resguardo de la Costa, institución encargada de crear una tupida red de alerta y prevención de ataques de enclaves de costa y de recintos urbanos, ya que en 1.550 el pirata Dragut, mercenario a sueldo de los turcos, castigaba las costas de la huerta de Alicante allí donde las defensas se relajaban. Por ello, las autoridades decidieron dotar a la costa ilicitana y al casco urbano de Elche, así como a su huerta, de un sistema defensivo que mantuviera la alerta ante los ataques moriscos, naciendo así una serie de torres de defensa con el objetivo de frenar los ataques de los piratas, levantando un sistema a lo largo de la huerta y costa ilicitana con diversas torres vigia, entre las que destacaron Ressemblanc, Vaillós, Palombar, Carrús, Asprillas, Estaña y Gaitán, que unidas a las costeras de Tamarit, Pinet, Escaletes, Talayola y Carabassí, constituyendo el sistema defensivo anexo a la ciudad de Elche y a la fortaleza de Santa Pola, gracias al experto ingeniero italiano Giovanni Baptista Antonelli en el año 1.562. Se trata de una torre de huerta de planta cuadrada y cuerpo prismático de cuatro alturas. La base se encuentra ligeramente alamborada gracias a un plinto macizo de reborde biselado. Todo el relleno es de mampostería irregular formada por piedras calizas y aparejadas con mortero de cal y grava de tonalidad blanquecina. Como elementos nobles hay que destacar la sillería encadenada de sus esquinas, rematándose con una corsera, de la que actualmente sólo se conservan los modillones de la misma. Los vanos son de sillería, accediéndose al interior por una puerta arquitrabada que se sitúa a la altura de la segunda planta, cubierta con vigas de madera y cielo de plementería. La primera planta está cubierta con una bóveda esquifada y presenta un vano abierto a Levante ras de suelo. Las dos restantes alturas son muy similares, cubriéndose por medio de viguería de madera y plementería de ladrillo. Estas cuatro plantas se comunicaban entre sí a través de una escalera de caracol, construida en ladrillo y recogida con yeso, que permite el acceso a la cubierta por medio de una garita también levantada en análogos materiales. Dispone de varias ventanas rectangulares y adinteladas y en su muro Sur hay un escudo blasonado en piedra adherido al mismo. Toda ella se encuentra en un estado perfecto de conservación. Al igual de la Torre de Vaillós, no se poseen referencias documentales sobre su época de construcción, aunque se le ha conferido un origen bajomedieval o incluso islámico. Lo más probable es que se tratara de una torre bajomedieval que la dataría a finales del siglo XV o principios del siglo XVI, y su función se creé que era de control y vigilancia de un trozo de la acequia Mayor de la villa, existente en sus cercanías.
Las personas que visiten el Castell de Castalla descubrirán una de las principales, y mejor conservadas, fortificaciones de la provincia de Alicante; que a su vez forma parte del Conjunto Patrimonial del Castell de Castalla. El castillo, declarado BIC con la categoría de Monumento, posee tres partes que permiten conocer la evolución de la fortificación (levantada en el siglo XI por los musulmanes y reformada profundamente en los siglos XIV y XV por los cristianos); así como quienes fueron los primeros pobladores del cerro sobre el que hoy se asienta el castillo (ocupado desde el II milenio a.C.). Éstas partes son: el Palau, al que se accede a través de un intrincado sistema defensivo; el Pati d’Armes con sus lienzos de muralla, estancias y el aljibe en muy buen estado de conservación original; y la Torre Grossa, desde la que se contemplan espectaculares vistas de la Foia de Castalla y las sierras que la envuelve. En el castillo se han encontrado asentamientos del Neolítico, la Edad de Bronce, ibéricos, romanos y árabes; históricamente, el castillo ha constituido el núcleo principal en torno al cual se iban aglutinando las viviendas de la ciudad amullarada. Jaime I de Aragón tomó el castillo a los árabes tras la conquista de Biar y lo integró al Reino de Valencia en el tratado de Almizra (1244), Castalla se encontraba en zona fronteriza con Castilla. Por esto mismo, se inició la reconstrucción del castillo y se consagró la primera iglesia en el lugar donde se encuentra la actual Ermita de la Sangre. Desde su conquista, Castalla fue adjudicada como propiedad señorial. En el año 1336, el rey Pedro IV de Aragón lo convirtió en propiedad de la Corona. En el año 1362 fue creada la baronía de Castalla, que fue donada a Don Ramón de Vilanova. El castillo fue heredado en el año 1729 por el marqués de Dos Aguas, hasta que en el año 1989 pasó a ser de propiedad municipal. Durante la Guerra de Sucesión, Castalla y toda la comarca tomaron partido por el bando borbónico, y fruto de ello fue que, terminada la guerra, Felipe V le concediera una serie de privilegios y el título de "Muy Noble, Fiel y Leal". Durante la Guerra de Independencia, tuvieron lugar en Castalla dos importantes acciones militares. La primera, que tuvo lugar en 1812, fue una gran derrota para el ejército español, y provocó la conquista de la ciudad por parte del ejército francés. Sin embargo, la segunda batalla, que tuvo lugar el 13 de abril de 1813, fue un gran triunfo para el bando español al ser derrotadas las tropas francesas del general Suchet. En 1890, la reina regente María Cristina le otorgó a la villa de Castalla el título de Ciudad. Horarios: Visitas guiadas: Enero-abril: martes - viernes 16:30 h. Sábados, domingos y festivos 12:30 h. Abril-septiembre: martes - viernes 17:00 h. Sábados y domingos 12:30 h. Además, los domingos de mayo a junio una visita a las 11:00 h. Mayo-septiembre: Visitas nocturnas viernes y sábados a las 22:00 h. y 23:55 h. Julio y agosto: a las 11:30 h. Octubre-diciembre: Martes-viernes 16:30 h. Sábados, domingo y festivos 12:30 h. Precio: 3€; 2€ para jubilados, Carnet Jove, estudiantes, grupos (30 p). Gratis hasta los 8 años. Todas las visitas se harán previa reserva en la oficina de turismo: 966561018. Los grupos (30 p) pueden realizar su visita cualquier día y hora previa reserva en la oficina de turism
La Torreta de Elda es una edificación defensiva medieval situada en el término del municipio de Elda, en la provincia de Alicante. Está considerada como Bien de Interés Cultural. Se encuentra a una altura de 550 metros y es una torre rectangular con cuatro anexos, también rectangulares. La fecha de construcción se calcula entre finales del siglo XIV y principios del XV. Su objetivo respondía a la ubicación fronteriza entre los reinos de Castilla y Valencia. En concreto, la torreta protegía el camino entre Elda y Sax, así como el camino de La Noguera, que enfila hacia Petrel. Se documenta que en 1386, la señora de Elda, Sibila de Forcia, pidió a Pedro IV de Aragón un servicio de vigilancia y aduana. Su uso continuado se recoge en un documento de 1494 entre el Condado de Cocentaina y el Obispado de Cartagena, en el que se cita la Torreta como posesión del entonces señor de Elda, Juan Roig de Corella. En diciembre de 1705, se empleó la Torreta para vigilancia militar, en el contexto de la Guerra de Sucesión. Después de la Guerra de la Independencia perdió su función y fue abandonada.
El primer teatro que lleva en Villena el nombre de Chapí se erige en 1885. La idea de su creación surge entre unos villenenses que se desplazan a Alicante para asistir al estreno de "La Tempestad" en esta ciudad. Rápidamente se construye; es de madera y se sitúa "algo más al norte de donde yergue sus muros el teatro actual", escribía José María Soler en 1951. Debió ser, pues, en el actual "Parterre". Los terrenos eran municipales, pues tanto los que ocupa hoy el Teatro como los del Parterre y el Paseo, habían sido propiedad de los frailes franciscanos que estaban en Villena desde el siglo XVI. Alguien de Alicante los adquirió como consecuencia de la desamortización de 1835, pero fueron previsoramente adquiridos por el Ayuntamiento villenense pocos años después. Suele atribuirse a aquel coliseo el nombre de Teatro Circo; no obstante, una de las páginas del programa de la inauguración que Soler reproducía al referirse a la nueva construcción, dice escuetamente Teatro Chapí. Esta inauguración se efectuó el 20 de junio del año más arriba indicado con la zarzuela "La Tempestad" y asistió Chapí, especialmente invitado, con alguno de sus familiares. Incluso dirigió varios números de la obra entre el entusiasmo de sus paisanos presentes en la representación. En 1908 el estado del Teatro obliga a su cierre y es desmantelado. Poco después, en 1914, surge la "Junta Constructora Pro Teatro Chapí", que emite acciones de 25 pesetas como principal fuente de financiación del futuro coliseo. El proyecto se encarga a José María Manuel Cortina, que en 1916 abandona la construcción por divergencias con la Junta, las obras discurren lentamente, esta vez bajo la dirección de los arquitectos Garín Hermanos, y sufren interrupciones por dificultades económicas hasta paralizarse en 1919. Pero la Junta Constructora encuentra solución a sus problemas en 1922. Se lega a un entendimiento con el Círculo Agrícola Mercantil, en virtud del cual, esta Sociedad ocupará los espacios laterales y superior de la zona delantera de la edificación. La cesión constituye la solución de la falta de recursos indispensables para proseguir y terminar las obras. Estas se realizan con celeridad en cuanto respecta al Círculo, que se inaugura en 1923. Las del Teatro se acometen de nuevo en 1924 y se modifica el aspecto externo con una estética mucho más austera que la del primitivo proyecto de Cortina. Finalmente, el sábado 5 de diciembre de 1925 suenan otra vez la italianizantes romanzas de "La Tempestad" en la inauguración de un nuevo Teatro Chapí, aunque en esta ocasión no esté presente el maestro, fallecido en 1909.
Se encuentra sobre el punto más alto de la península del Cap d’Or, en uno de los lugares más espectaculares de la costa y desde ella se observa una de las mayores panorámicas sobre el horizonte. Fue construida a finales del siglo XVI como fortificación costera junto con otras torres de vigía del litoral valenciano, con las que estaba en contacto para avisar al interior de posibles incursiones piratas. Tiene 7m de diámetro y 11m de altura. Su interior es macizo hasta la mitad, el acceso – hoy cegado – a la dependencia de la parte superior y a la terraza se realizaba por una escala de cuerda. Disponía asimismo de dos cañones, descubiertos en 1980 en la playa del Portet. En la vertiente sud-este del Cap d ‘Or se sitúa la Cova de la Cendra, yacimiento arqueológico del Paleolítico Superior.
El área conocida como ‘Castell de Cocentaina’ ,ubicada a 765 m de altitud sobre el nivel del mar y a 300 m sobre la villa, se sitúa en la cima de la ‘Penyeta Blanca’. Se accede al lugar tomando la carretera que va desde Cocentaina hasta el paraje de San Cristóbal. Al llegar a dicho lugar, un camino a la izquierda lleva hasta la explanada que hay a pie de la torre, a la que se llega siguiendo una senda que bordea el cerro. El área está integrada en la actualidad por un conjunto monumental del que forman parte diversas construcciones pertenecientes a diferentes periodos culturales. La construcción más significativa que se ha conservado es la torre gótica que contemplamos en la actualidad. El ‘Castell’ de Cocentaina es una torre de planta cuadrada de 13,60 metros de lado y 12,50 metros de altura desde el umbral de la puerta de acceso hasta la planta superior de las ménsulas que soportaban los matacanes volados. La torre está apoyada sobre un talud de altura variable entre 2 y 4 metros, adecuándose a las irregularidades del terreno. La torre interiormente posee dos plantas, con dos salas cada una de ellas y el hueco del patio. Las salas de la planta baja están iluminadas por medio de una claraboya en cada una de ellas, y la más pequeña posee dos saeteras hacia el exterior, mientras que la sala mayor posee cuatro (dos de ellas en el lado más largo). En el piso superior la distribución de salas es idéntica a la planta inferior, pero iluminadas por huecos de mayor tamaño a base de ventanas geminadas. Como remate de ‘el Castell’ nos encontramos una terraza plana, con una serie de ménsulas de piedra para soporte de los matacanes volados. La cubierta todavía presentaba vestigios de los niveles que existían y que daban acceso a los matacanes. Son numerosas las marcas de cantería observadas en todos los elementos de sillería. Todos los huecos de ‘el Castell’: puertas, ventanas, saeteras y claraboyas, están realizados en sillería labrada. Las puertas están formadas por dos arcos apuntados de sillares de 25 cm. de espesor a ambas caras del muro de tapial; la parte central está cubierta por una bóveda rebajada, también de sillería. En esta zona todavía eran apreciables en la mayoría de las puertas, las piezas laterales de anclaje de los goznes, que permiten deducir que eran de dos hojas; se mantiene intacto el hueco que contenía la barra interior de cierre de las puertas. Las ventanas de primera planta, exteriormente aparecen como geminadas, pero en la parte interior se enmarcan en un arco apuntado de sillería de 25cm. de espesor. En su parte inferior, contiene ‘el festejador’, tan propio del gótico del reino de Valencia. Las salas interiores están cubiertas por medio de una bóveda de cañón. La comunicación entre las distintas plantas se realiza por medio de una escalera ubicada en el patio interior. En el interior se puede visitar una exposición sobre la historia del castillo, los señores feudales que lo poseyeron y el armamento utilizado en él. También se exhibe la reproducción a tamaño natural de una cerbatana del siglo XV.
Casa solariega de la familia Rovira (s. XVII-XVIII). En su fachada, en el último piso, se encuentra el escudo de la familia. En él falta la corona que fue quitada durante la II República. El linaje de Rovira procede de Cataluña. Pasó al Reino de Valencia a finales del siglo XII. En Jijona está documentado en 1421. A lo largo de la Edad Moderna coparon los principales cargos del gobierno municipal. Sin embargo, los miembros más encumbrados de dicha familia emigraron a la vecina ciudad de Alicante. Con el paso del tiempo algunos miembros de esta familia que residieron en Jijona supieron adaptarse a los cambios que marcaba la modernidad y apostaron por una creciente artesanía: la producción del turrón. A finales del siglo XIX ya habían creado varias empresas destinadas a jugar un gran papel en la economía en los inicios del siglo XX.
El Excelentísimo AYUNTAMIENTO DE BENEJÚZAR fue inaugurado el 20 de Octubre de 1988, estructurado en dos plantas, planta baja y sótano, donde se encuentra el “Archivo Municipal”, con documentos que datan de 1630, es decir, del antiguo emplazamiento del municipio. En él están ubicadas las oficinas municipales, presidiendo en el Salón de Plenos el escudo original del antiguo palacio de los Rosell, fundadores de Benejúzar. En cuanto al exterior, podemos destacar el mural existente en la fachada, que representa el terremoto que asoló Benejúzar en 1829 y que configuró su actual emplazamiento y estructura. Esta fascinante obra se la debemos a D. Francisco Pérez Rubio, un conocido pintor local.
Complejo conjunto escultórico que se resuelve arquitectónicamente con un pedestal y pilar central cuadrangular que en forma de aguja se corona con una escultura exenta, mientras que los cuadro lados del prisma se ocupan con dos esculturas de bulto redondo y dos bajorrelieves. El monumento se dedica a José de Canalejas que aparece representado en la figura principal del personaje en bronce a cuyos pies descansa un león yacente sobre un Escudo, circular, de cuatro cuarteles con los emblemas de León, Castilla, Aragón y Navarra y en el centro las flores de lis. En su parte contraria se complementa el conjunto con el grupo escultórico de bulto redondo "Gratitud" también en bronce. Sendos bajorrelieves se sitúan en los lados restantes, uno de ellos se titula "Saneamiento" donde se representa a una mujer y dos niños simbolizando las mejoras de la ciudad. El otro relieve se titula "Comercio" y en él aparecen signos alegóricos de dicha actividad mercantil así como una descripción de las obras realizadas para la mejora del puerto alicantino. Remata toda la composición en lo alto de la aguja un hombre encorvado, la figura de un obrero sentado sobre una cabeza antropomórfica que está sostenida en los cuatro ángulos por sendas figuras humanas femeninas con guirnaldas.
La ciudad de Alicante se caracteriza por tener unas fiestas muy concurridas y apoyadas por el pueblo. La tradición es algo fundamental impregnado en los genes de los alicantinos de nacimiento y los acogidos por esta ciudad que tan bien integra otras culturas. Fruto de ese amor por las fogueras, se erige un monumento que se ubica en la Plaza de España. Realizado por el escultor José Gutierrez Carbonell en 1982, en hormigón, piedra, mármol y bronce. En ella se representa un hombre, mujer y niño, haciendo resaltar la figura del foguerer que lo conforma cualquier miembro de una familia, y, detrás de ellos, una gran llama, protagonista de estas fiestas cuando el fuego engulle esas fantásticas obras de arte que han sido creadas para cremarlas en la noche más grande del año.
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