La Basílica de Nuestra Señora del Socorro es una edificación religiosa que pertenece al estilo artístico denominado barroco valenciano levantino. Su gran tamaño se debe a la voluntad de los Duques de Maqueda-Arcos por construir un templo. La construcción se realizó en distintas fases, comenzando las obras alrededor de la década 1650. En una primera etapa se construyó la nave hasta donde concluyen las capillas. Este periodo acabaría alrededor de 1674, estando al frente de las obras los arquitectos Francesc Verde y Pere Quintana, que fueron los mismos maestros arquitectos que trabajaron en Santa María de Elche. Posteriormente se da un nuevo empuje construyendo la capilla de comunión entre 1722 y 1729, que se sitúa adosada a la cabecera de la iglesia de manera trasversal. El lugar que ocupa la capilla de comunión fue el emplazamiento de la vieja iglesia, que a su vez había sido la mezquita musulmana. Finalmente, entre 1729 y 1737 se concluyen las obras del templo, levantándose la Cúpula y el Campanario por el maestro cantero Lorenzo Chápuli. La forma que tiene el templo es longitudinal y cruciforme, expresión de la arquitectura clásica de la segunda mitad del siglo XVI. Consta de una nave única, para dar sensación de amplitud, sin obstáculos para poder visualizar bien el altar. En los laterales encontramos pequeñas capillas entre contrafuertes que se comunican entre sí para así no interrumpir el oficio religioso. El acceso a estas se hace desde la nave central mediante arcos de medio punto de elevada rosca. Los pilares que separan las capillas están marcados por cruces rojas inscritas en un círculo, símbolo que se realizó durante la última consagración del templo y que reproduce a los doce apóstoles como columnas espirituales de la iglesia. La planta longitudinal tiene una clara relación con el altar mayor que se eleva sobre tres escalones. En él encontramos el retablo mayor, el cual, es de madera en forma semicircular que se adapta al altar. Fue construido en la segunda mitad del siglo XVIII y corresponde al estilo rococó. En el centro del retablo hay una hornacina que alberga la imagen de Ntra. Sra. del Socorro, una escultura de mediados del siglo XX. Las calles laterales contienen hornacinas con las tallas de San Pedro y San Pablo. En el ático podemos observar un relieve de la Gloria, donde el Padre Eterno está emergiendo de una nube rodeada de ángeles-niño y aparece representada la paloma como símbolo del Espíritu Santo. La techumbre está cubierta con bóveda de cañón con lunetos, que son esas pequeñas bóvedas en forma de media luna que se utilizan para dar luz a la bóveda principal. En las pechinas (triángulos curvilíneos que forman el anillo de la cúpula y descansan sobre los arcos), están las representaciones de los cuatro evangelistas con su signo distintivo: Mateo con el Ángel, Marcos con el León, Lucas con el Buey, Juan con el Águila. Dispone de tres portadas de acceso. La portada principal dedicada a la titular de la parroquia, Nuestra Señora del Socorro, cuya autoría se atribuye, según los estudios más modernos, al escultor Juan Antonio Salvatierra, seguidor de Nicolás de Bussi La portada lateral del lado del Evangelio está dedicada a Santa Teresa de Jesús y la puerta del lado de la Epístola a San Juan Bautista. Destacamos: Ángeles, que los encontramos en las 3 fachadas, son intermediarios entre nuestro mundo y el de la divinidad. Frutos, simbolizan la abundancia y dan respuesta al deseo de inmortalidad. Flores constituyen el elemento simbólico más abundante del templo, simboliza la fugacidad de las cosas. Hojas, muy abundantes en la fachada, simbolizan el conjunto de una colectividad, unida en una misma acción y en un mismo pensamiento. El sol y la luna son signos contrarios que representa los conflictos de fuerzas y lo negativo y lo positivo. Las columnas, mascaras, mascarones y querubines, simbolizan que van a proteger de todo aquel que no entre con predisposición de abrirse a la divinidad. La torre simboliza la necesidad de estar vigilando siempre. El diablo simboliza que permaneciendo ciegamente sometido al instinto, se producirá la caída del espíritu. La corona simboliza la recompensa a la prueba de la vida y por tanto una promesa de vida inmortal. La parroquia fue reconocida con la distinción de Basílica Menor por el papa Benedicto XVI mediante bula emitida el 15 de julio de 2006, sumándose a las basílicas de Santa María de Alicante y Santa María de Elche, reconociendo así la importancia e influencia del templo en las celebraciones religiosas, sobre todo las Fiestas Patronales en honor a Ntra. Sra. de las Nieves.
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